La ganadora del concurso, no sólo en la categoría de Navarra, sino también a nivel nacional, ha sido Lidia Ilundain Beorlegui.
Este es el cuento ganador, escrito por Lidia Ilundain:
Las noches de estrellas
Todas las noches miro el oscuro cielo en busca de las estrellas. Estoy más tranquilo cuando veo brillar minúsculos puntos allá arriba. Iluminan el cielo y también mi vida. Y si además la luna refleja su luz, grande como un plato, la claridad es casi como la del día. Por eso, me gustan los días de verano cuando vamos al campo. Las puedo ver y contar, y puedo imaginar figuras e historias, como cuando era pequeña y mi abuelo me contaba cuentos.
Cada noche, antes de acostarnos, mirábamos al cielo y buscábamos una figura. A veces era un dragón, otras un barco pirata e, incluso, una princesa. Y era divertido oír al abuelo cada historia. Me acuerdo de una, que tal vez os guste.
Cada noche, antes de acostarnos, mirábamos al cielo y buscábamos una figura. A veces era un dragón, otras un barco pirata e, incluso, una princesa. Y era divertido oír al abuelo cada historia. Me acuerdo de una, que tal vez os guste.
Aquella noche descubrimos en el mar de estrellas la silueta de una sirena que llevaba una antorcha.
- ¿Para qué quieren las sirenas el fuego?, pregunté.
Y el abuelo contó:
- Desde siempre los marineros miran al cielo para guiarse, así saben dónde se encuentran, hacia dónde tienen que dirigirse y dónde está su casa. Pero cuando las noches son oscuras porque las nubes cubren todo, o no hay visibilidad porque caen aguaceros sobre el barco, el marinero no puede orientarse .
Así le ocurrió a Martín, el pescador viejo que vive en el puerto. Cuando era joven salía todas las noches a pescar. Y volvía contento cuando la noche era clara. Pero lo pasaba mal cuando el tiempo lo complicaba todo y le costaba volver al puerto.
Una noche oscura, estaba perdido en medio del mar: sólo le rodeaba el fantasma de negro por todas partes. Se puso nervioso y, más que temblar, se quedó rígido, paralizado por el miedo. No sabía cómo salir de allí. Le empezaron a caer lágrimas de sus ojos, primero una y luego otra, y el viento las llevaba al mar. Su llanto llegó a oídos de las sirenas, quienes trataron de ayudarlo.
- ¿Cómo podrían iluminar aquella noche?
Y se le ocurrió a la más pequeña: viajaría hasta donde el mar de agua se junta con el mar de estrellas, allá en el horizonte, y tomaría prestada una luz brillante. La pequeña sirena parecía que llevaba una antorcha y con ella desterró al fantasma de negro.
Martín pudo regresar a casa aquella noche porque una luz brillaba en el agua indicándole el camino de vuelta.
Y así fue a partir de entonces, porque la estrella no regresó al cielo, sino que se quedó con la sirena para iluminar a todos los pescadores en las noches oscuras.
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Y este es el cuento de Ainhoa Lanciego, que recibió la Mención de Honor:
LOS HERMANOS BOTÓN Y SUS VIAJES POR EL MUNDO
Érase una vez tres hermanos que una tarde hicieron un viaje muy emocionante.
Desde entonces, no dejaban de viajar a lugares desconocidos. Los hermanos se llamaban Julia, Ann, y Jack. Julia era rubia, alta, y con los ojos marrones. Ann era pelirroja, baja y llevaba unas gafas moradas. Jack era de altura media, rubio y con los ojos azules.
A los pocos días de regresar, decidieron hacer un nuevo viaje a la montaña Kilimanjaro, en África.
Cuando estaban empezando a ascender por una cuesta, Julia y Jack se dieron cuenta de que Ann no seguía con ellos. Ann se había perdido de sus hermanos: se sentía triste y tenía mucho frío, por eso Ann se metió en una cueva para pasar la noche.
Mientras, Julia y Jack buscaban a su hermana sin descanso por todas partes, ya que se estaba haciendo de noche. Ellos decidieron pasar la noche en el camino por si aparecía Ann. Entonces empezó a llover y se levantó un viento terrible que les causó muchísimo miedo en la oscuridad de la noche. Corriendo y con mucha pena tuvieron que abandonar el lugar para refugiarse de la lluvia y del viento y, corriendo y corriendo llegaron a una especie de refugio en una gran cueva.
Al entrar en la cueva, tanto Julia como Jack no veían bien: todo eran sombras en la oscuridad, como fantasmas reflejados en las paredes. Pasado un rato, los ojos se hicieron a la oscuridad y caminaron por la cueva para encontrar un sitio más confortable. Cuando llevaban un buen rato andando, tropezaron con algo que estaba en el suelo y Jack cayó al suelo. Cuál fue su sorpresa que cayó encima de un bulto que se quejó: -¡ay, ay, ay!
Era Ann que estaba durmiendo acurrucada en uno de los caminos a las galerías que tenía la cueva, y donde se refugiaba de la lluvia y del viento del exterior.
Al despertar Ann se llevó un susto de muerte, pensando que algún fantasma de la cueva querría cogerle; pero al mirar más detenidamente, vio a sus hermanos Julia y Jack. Fue tal la alegría de Ann que pegó un chillo: “¡¡ iupi !! ”que hizo eco en toda la cueva.
Los tres hermanos se abrazaron emocionados y se quedaron dormidos.
Al día siguiente, cuando los tres hermanos salieron de la cueva donde habían pasado la noche, vieron un paisaje maravilloso: hacía sol y mucho calor, el día estaba despejado sin nubes y había animales salvajes por todas partes. En frente a ellos la visión era todavía más increíble: había un monte con nieve en sus cumbres, era la montaña más alta que ellos habían visto en su vida: era el Kilimanjaro, la montaña más alta de África.
Cuando regresaron a casa, contaron a sus familiares y amigos todo lo ocurrido en el viaje a África y lo bonita que era la montaña Kilimanjaro, con sus animales salvajes y su cumbre nevada. Todos dijeron que les gustaría viajar alguna vez al Kilimanjaro en África.
4 comentarios:
ZORIONAK A LAS DOS, Y SEGUID TRABAJANDO ASÍ, QUE MERECE LA PENA!!
¡ Enhorabuena a Lidia y Ainhoa por sus premios ! ¡Vaya cuentos tan bonitos! Estáis hechas unas super-artistas, y de aquí al premio Nobel sólo hay un paso. Mi felicitación también a todas las profesoras de Lengua de Primaria, por su buen hacer en todas las actividades de lectura y escritura que se hacen con los chicos del colegio.
¡ Enhorabuena a Lidia y Ainhoa por sus cuentos! Son francamente preciosos, nos sentimos muy orgullosos de que vuestro esfuerzo se vea recompensado con este premio. Me uno a la felicitación de Pablo; el premio es también en parte de todos los profes que habéis ayudado con vuestro esfuerzo y dedicación para que estas jóvenes escritoras escriban como lo hacen...
¡SOIS GENIALES!
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