
La versión escénica tuvo como contrapunto estético el respeto al texto clásico junto con la traslación de los códigos escénicos a la España de los años 80. Pudimos disfrutar de una excelente interpretación, destacando la actuación de Francisco Fraguas en el papel de don Juan.
Pese a las novedades estéticas y la adaptación a los tiempos, el clásico sigue siendo un clásico, y así, un año más, el amor de doña Inés consiguió salvar al mujeriego sevillano de su condenación segura. Y al menos para nosotros, “nuestro” Tenorio se impuso al Halloween importado, que menos nos importa y aporta… ¿o no?
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